Olor a perfume de viejita

La primera novela para jóvenes adultos de Claudia Martínez es una historia agridulce sobre la muerte, la familia y la resistente fuerza emocional del corazón humano. Chela González, la narradora del libro, es una empollona y jugadora de fútbol que apenas puede contener su emoción por empezar el sexto curso. Pero nada es como ella imaginaba: su mejor amiga la abandona para unirse a las chicas populares y todas actúan como si Chela no existiera. Chela se sumerge en las tareas escolares y en el cálido confort de su familia. Para Chela, su familia es como un sistema solar, en el que su padre es el sol y su madre, hermanos y hermana son como planetas que giran a su alrededor. Es el único mundo en el que encaja. Pero ese universo se ve amenazado cuando su fornido padre sufre un derrame cerebral. La abuela de Chela se traslada para ayudar a la familia. El olor de su perfume de anciana invade la casa. Ese olor es peor que los domingos. Los domingos eran tristes, pero se iban tan seguros como llegaban, pero la muerte era otra cosa, y Chela no entiende que eso es lo que todos esperan. En su dolor y preocupación, Chela comienza a descubrirse a sí misma y a encontrar su propia fuerza.